El primer tapón del mundo, elaborado con corcho natural, que permite mejorar las cualidades del vino gracias al aporte de aromas y matices de roble tostado ya existe; creado por el empresario Samuel Soriano, el Oak Master –así es como se ha bautizado este revolucionario corcho- permite llevar a cabo un proceso de ‘maderización’ del vino joven que mejora la complejidad del vino en unos cuarenta y cinco días desde el embotellado.

Este proyecto pionero, que ha contado con la colaboración del enólogo valenciano Eduardo Garrido o del asesor de calidad en maderas nobles José Luís Agulló entre otros, permitirá que cualquier consumidor pueda adaptar el producto a sus preferencias. Existen varios tipos de tapón Oak Master, y cada cada uno elaborado con diferentes tipos de roble y diferentes grados de tueste. Gracias a esta diversidad, el consumidor podrá elegir el tapón de su vino y participar así en el proceso de elaboración, lo que supone un cambio considerable para el sector vinícola español.

Tapón orgánico vs sintético

Este nuevo tapón viene a aportar un valor añadido considerable a los clásicos tapones de vino elaborados con corcho natural, tan escasos en los últimos años debido a la aparición de los corchos sintéticos en el sector. Este corcho orgánico no sólo aporta la naturalidad que sólo puede aportar un tapón de auténtico corcho, sino que además ofrece al consumidor la posibilidad de adecuar el sabor a sus gustos de manera natural.

Los Oak Master son elaborados en la que se considera la capital del corcho en España, la localidad extremeña de San Vicente de Alcántara. En concreto los fabrica la firma familiar Cortaex, caracterizada por el control extremo que ejercen sobre la materia prima y todo el proceso de producción.

El sabor de lo artesanal

Este nuevo tapón se elabora de manera artesanal mediante hornos rotativos de convección, que consiguen un tostado homogéneo e intenso, y se ensamblan de manera individual. Bebidas espirituosas, vino, cerveza, whisky; el Oak Master se utiliza para todo tipo de bebidas alcohólicas y se presenta con dos tipos de roble y con tres intensidades de tueste diferentes: ligero, medio y extra. El Oak Master también se presenta con tres calidades diferentes de tapón: Grand, Premier y Coupage.

fuente: Markeiting 4 Food

Una etiqueta inteligente con código de color podría alertar a los consumidores si un cartón de leche se ha vuelto agrio o una lata de judías verdes se ha estropeado sin necesidad de abrir los recipientes.

 

La etiqueta, que figurará en el envase, también podría utilizarse para determinar si los medicamentos y otros productos perecederos siguen activos o frescos.

Los creadores presentaron estas etiquetas de alimentos que cambian de color con su deterioro en el marco de la 247 Reunión Nacional y Exposición de la Sociedad Americana de Química (ACS), que se celebra en Dallas, Estados Unidos.

"Esta etiqueta, que tiene una consistencia de gel y realmente barata y segura, puede ser ampliamente programada para imitar casi todos los procesos de deterioro ambiental en los alimentos", destaca el investigador principal del estudio, Chao Zhang, de la Universidad de Pekín , en China.

A su juicio, el uso de estas etiquetas podría potencialmente resolver el problema de saber cómo se encuentran alimentos frescos perecederos empaquetados con el paso del tiempo. "Una verdadera ventaja es que incluso cuando los fabricantes, propietarios de la tienda de comestibles y consumidores no saben si la comida ha sido expuesta indebidamente a temperaturas más altas, lo que podría causar su deterioro, la etiqueta proporciona una indicación fiable de la calidad del producto", asegura Zhan.

Las etiquetas, que son aproximadamente del tamaño de un grano de maíz, tienen varios códigos de color, de forma que el rojo anaranjado o rojizo significaría que el alimento está fresco, un color que con el tiempo cambia a naranja, amarillo y verde, lo que indica que la comida se está echando a perder.

"Los colores significan un rango de entre cien por cien fresco y cien por cien en mal estado. Por ejemplo, si la etiqueta dice que el producto debe permanecer fresco durante 14 días en condiciones de refrigeración pero este indicador es de color naranja, significa que el producto es sólo aproximadamente la mitad de fresco, por lo que el consumidor sabe que el producto es comestible sólo otros siete días si se mantiene refrigerado", desgrana este experto.

Testigo de la evolución química

Los investigadores desarrollaron y probaron las etiquetas utilizando 'E. Coli ', una bacteria que deteriora los alimentos causando problemas gastrointestinales, en la leche como un modelo de referencia. "Sincronizamos con éxito, en varias temperaturas, el proceso de la evolución química en la etiqueta inteligente con los procesos de crecimiento de microbios en la leche", subraya Zhang.

Las etiquetas, que también pueden personalizarse para una variedad de otros alimentos y bebidas, contienen diminutos nanorods metálicos que, en las diferentes etapas y fases, pueden tener una variedad de colores: rojo, naranja, amarillo, verde, azul y violeta, según Zhang.

"Los nanorods de oro que utilizamos son inherentemente rojos, dictando el color inicial de las etiquetas (concreta este experto). El cloruro de plata y la vitamina C también están en estos indicadores, reaccionando lentamente y de forma controlada. Con el tiempo, la plata metálica gradualmente se deposita en cada nanorod de oro, formando una capa de plata, que cambia la composición y forma la partícula química, por lo que el color de la etiqueta sería diferente. Por lo tanto, ya que la capa de plata se espesa con el tiempo, el color de la etiqueta se desarrolla a partir del rojo inicial al naranja, amarillo y verde e, incluso, azul y violeta. Aunque los nanorods están hechos de oro y plata, una etiqueta así sería muy barata, con un coste por todos los productos químicos de este pequeño indicador inferior al centavo de dólar (0,002 dólares). Además, los reactivos de las etiquetas no son tóxicos y algunos de ellos (como la vitamina C, el ácido acético, el ácido láctico y el agar) son incluso comestibles", destaca Zhang, cuya investigación se ha publicado en la revista ACS Nano.

 

Fuente: Ciencia y Tecnología Alimentaria

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La Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó el 22 de diciembre de 1993 la resolución A/RES/47/193 por la que el 22 de marzo de cada año fue declarado Día Mundial del Agua, a celebrarse a partir de 1993,

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La Dirección General  de Sanidad de la Producción Agraria del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente haautorizado de forma provisional,  la comercialización y utilización de los productos fitosanitarios formulados a base de Dimetoato 40% p/v [EC], como insecticidas contra la mosca de la cebolla (Delia antiqua) para su uso en cebolla , para una utilización controlada y limitada. La comercialización y uso sólo tendrá vigencia entre el 1 de abril de 2014 hasta el 30 de julio de 2014.. (Dosis:0,5-0,6 litros/ha y por aplicación- Aplicación: Pulverización foliar. Máx. 2 aplicaciones por ciclo de cultivo, espaciadas entre 10 y 14 días – Plazo de seguridad: 14 días). Los tratamientos se harán bajo el control de la autoridad competente de las Comunidades Autónomas.

Las micotoxinas, encabezan la lista de los contaminantes naturales más extendidos en los alimentos a nivel mundial. Hasta hace unos pocos años no se le ha dado especial importancia a las micotoxinas, pero últimamente su incidencia es cada vez mayor, recordemos que en 2013, especialmente en Andalucía, hubo multitud de retiradas de piensos para alimentación animal por detectarse elevada presencia de micotoxinas, y aun a pesar de no producirse daños para la salud humana, entre agricultores y ganaderos aumenta la preocupación.
 
¿Qué son las micotoxinas?
 
Las micotoxinas son metabolitos secundarios tóxicos producidos por determinados hongos de géneros como Alternaria, Aspergillus, Claviceps, Fusarium y Penicillium. El tipo y la cantidad de micotoxinas producidas por una especie varían año a año, dependiendo fundamentalmente de los factores ambientales, de los cultivos y del almacenamiento. Es importante destacar, que en casi de darse las condiciones adecuadas, los hongos pueden desarrollarse, no existiendo micotoxinas; ya que estos metabolitos secundarios se producen como respuesta del hongo ante una situación adversa y como forma de adaptar el medio a sus necesidades en una situación de estrés. 
 
Su presencia puede afectar tanto a la salud humana como animal. Para la del consumidor, representan un peligro silencioso, es decir, su consumo es en pequeñas dosis y, por tanto, no se aprecian signos clínicos evidentes, pero con el tiempo pueden suponer graves peligros. 
 
 
 Caja Rural Asturias
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