EDITORIAL:

Después de varios años de crisis económica han sido considerables los casos de compañeros que han sufrido un revés en su particular proceso de desarrollo profesional. Sin embargo la mayoría ha intentado superar la situación poniendo en valor las capacidades adquiridas durante nuestra formación universitaria, reajustando y actualizando sus conocimientos a las necesidades actuales del mercado y emprendiendo nuevos caminos.
Si bien es cierto que es bastante complejo en un entorno turbulento, como el que nos ha tocado soportar durante estos años, separar lo relevante de lo corriente, existen algunas evidencias ciertamente asumidas por todos. El más que previsible incremento de población a nivel mundial en las próximas décadas, las continuas mejoras incorporadas a las redes y sistemas de comunicación y transporte y la tendencia hacia el librecambismo en las relaciones comerciales internacionales generan, a todos, y particularmente a los profesionales en nuestro ámbito de actuación, innumerables oportunidades de crecimiento.
La puesta en valor, en los últimos años, del entorno agroalimentario está generando, de cara a nuestro futuro más inmediato, múltiples oportunidades profesionales. La tecnificación en los procesos productivos de la industria alimentaria y los avances en la implantación de sistemas de gestión de calidad y seguridad, como respuesta a la demanda de los consumidores a la inocuidad de los alimentos, son claros ejemplo de desarrollo.
Es este el camino que debemos trazarnos, adoptando conductas que nos impulsen a conseguir mejores posiciones y estableciendo estrategias de crecimiento profesional enfocadas hacia las nuevas áreas de actuación, presentes y futuras.
Para contribuir a este desarrollo profesional los colegios de ingeniería se plantean la creación de un sistema que garantice la buena práctica profesional, ya extendidos en la mayor parte de los países industrializados y que responda a las siguientes necesidades actuales en España:
· Necesidad por el conjunto del mercado de identificar de forma sencilla y precisa a los profesionales mejor capacitados en función de sus necesidades, máxime cuando en la actualidad existen un número excesivo de titulaciones y con una gran dispersión de enfoque, contenidos y nivel de calidad.
· Por la necesidad de competir en un mercado global en igualdad de condiciones, homologando el nivel profesional de los ingenieros españoles con otros ingenieros a nivel europeo e internacional y permitiendo a las empresas españolas exportar servicios de ingeniería que contribuyan al crecimiento
económico del país.
· Por la necesidad de fomentar la mejora continua y formación permanente de los profesionales españoles acorde con la evolución de la técnica y la tecnología, manteniendo un desarrollo profesional
continuo sensible a los cambios que se producen en la actualidad.
 
Se ha publicado una nueva edición de la Revista AGRÓNOMOS que puedes consultar pinchando en la imagen. Esperamos que sea de tu interés.

 

 

 Caja Rural Asturias
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