Las micotoxinas, encabezan la lista de los contaminantes naturales más extendidos en los alimentos a nivel mundial. Hasta hace unos pocos años no se le ha dado especial importancia a las micotoxinas, pero últimamente su incidencia es cada vez mayor, recordemos que en 2013, especialmente en Andalucía, hubo multitud de retiradas de piensos para alimentación animal por detectarse elevada presencia de micotoxinas, y aun a pesar de no producirse daños para la salud humana, entre agricultores y ganaderos aumenta la preocupación.
¿Qué son las micotoxinas?
Las micotoxinas son metabolitos secundarios tóxicos producidos por determinados hongos de géneros como Alternaria, Aspergillus, Claviceps, Fusarium y Penicillium. El tipo y la cantidad de micotoxinas producidas por una especie varían año a año, dependiendo fundamentalmente de los factores ambientales, de los cultivos y del almacenamiento. Es importante destacar, que en casi de darse las condiciones adecuadas, los hongos pueden desarrollarse, no existiendo micotoxinas; ya que estos metabolitos secundarios se producen como respuesta del hongo ante una situación adversa y como forma de adaptar el medio a sus necesidades en una situación de estrés.
Su presencia puede afectar tanto a la salud humana como animal. Para la del consumidor, representan un peligro silencioso, es decir, su consumo es en pequeñas dosis y, por tanto, no se aprecian signos clínicos evidentes, pero con el tiempo pueden suponer graves peligros.