A pesar de que los drones, también conocidos como SARP (Sistema Aéreo Remotamente Pilotado), han estado generalmente vinculados a su uso militar o de investigación científica, en los últimos años han empezado a ganar relevancia tanto en el área civil como comercial y de ocio. El mejor ejemplo lo podemos encontrar en el anuncio que lanzó Amazon a finales del 2013, donde insinuaba que en un futuro podría recurrir al uso de los drones para realizar las entregas de sus paquetes.

Sin embargo, en el ámbito de la agricultura, el uso de los drones ya es una realidad. Estos dispositivos están dotados de unos sensores multifuncionales de pequeño tamaño que facilitan el seguimiento frecuente de variables y parámetros de especial interés en el manejo de explotaciones agrarias.


 

Por ello, no es de extrañar que cada vez más empresas estén desarrollando este tipo de tecnología, ya que actualmente se trata de una gran oportunidad de negocio con mucha proyección de futuro. Pero… ¿qué soluciones puede aportar realmente el uso de de los drones al mundo agrícola? A continuación se detallan seis de los principales usos y potencialidades de los mismos:

 

1. Seguimiento y control

La posibilidad de obtener imágenes del cultivo con gran detalle y en cualquier momento, constituye una gran herramienta para la supervisión de las actuaciones realizadas en nuestras fincas.

 

2. Optimización en el uso de fertilizantes

 Los sensores multiespectrales son capaces de estimar el  estrés nutricional al que se encuentran sometidos los cultivos, lo cual nos permite aplicar fertilizante únicamente en aquellas zonas que lo necesitan. 

 

3. Uso eficiente del agua

Cuando el cultivo se encuentra sometido a estrés hídrico las hojas responden cerrando sus estomas, produciéndose así una reducción de la de transpiración y un aumento de temperatura. Los drones cuentan con sensores térmicos capaces de medir con detalle dicho incremento, conociendo así las necesidades hídricas de cada planta. De esta forma podemos aplicar únicamente la cantidad de agua necesaria, lo cual se traduce en un ahorro de energía.

 

4. Obtención de indicadores de calidad

 Toda la información registrada por un dron, junto a los datos recogidos en campo, permiten la obtención de parámetros de calidad de los cultivos.

 

5. Aplicación localizada de herbicidas

En la mayoría de casos, los tratamientos contra malas hierbas se llevan a cabo cuando éstas y el cultivo se encuentran en estado de plántula. En este momento ambos presentan una apariencia y respuesta espectral similares. Sin embargo, gracias a los drones podemos discriminar en función de la densidad y composición para tratar las malas hierbas de forma localizada.

 

6. Actuación temprana frente a enfermedades

Los drones nos ofrecen la posibilidad de advertir los cambios fisiológicos en las plantas afectadas de forma temprana. Gracias a esto se pueden implementar medidas de control desde el primer momento en que aparecen los síntomas, evitando así que la enfermedad se extienda y afecte a al resto del cultivo.

 

Daniel Marfil Vara

Fuente: Rurápolis

 Caja Rural Asturias
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